Programa de Psicología Social de la memoria

La investigación realizada se propuso estudiar las memorias que distintas generaciones construyen sobre el pasado reciente chileno cuando visitan espacios construidos para recordar. Para ello se invitó a personas de distintas edades, sin militancia política y que no hubiesen sido víctimas ni familiares de víctimas de
violaciones a los derechos humanos, a visitar lugares de la ciudad de Santiago que se consideran importantes para el recuerdo de esos hechos, como son la Estatua de Salvador Allende emplazada en la Plaza de la Constitución, el Memorial al Detenido Desaparecido y Ejecutado Político ubicado en el Cementerio General, y los ex recintos de detención Londres 38 y Villa Grimaldi.

Durante las visitas, los y las participantes recorrieron los lugares libremente en compañía de un integrante del equipo de investigación, con quien compartieron sus impresiones y sensaciones. Posteriormente participaron de una conversación grupal, con otros/visitantes, en la cual se reflexionó en torno
a la experiencia de la visita y a los recuerdos que ésta promovió.

La información derivada de los recorridos así como de los grupos de conversación, ha permitidocaracterizar las formas de interacción que los visitantes ponen en práctica frente a este tipo de lugares, y al mismo tiempo identificar y analizar cómo distintas generaciones recuerdan lo ocurrido en Chile en las últimas
décadas. Ha permitido reconocer la importancia que tienen las características particulares de cada lugar, tales como emplazamiento, estructuración del espacio, objetos que lo conforman, información disponible y cualidades estéticas, para la forma en que los visitantes se relacionan con ellos. Lo anterior incide en el tiempo de duración de los recorridos, los esfuerzos que los visitantes hacen por contextualizar y comprender los lugares, y en las emociones, imaginarios y recuerdos que se despiertan en las personas.

Los y las participantes consideran que sus recuerdos y saberes sobre el pasado reciente los identifican como pertenecientes a distintas generaciones. Las principales diferencias generacionales existirían entre quienes vivieron directamente el Golpe y la dictadura y quienes nacieron una vez comenzada la transición a la democracia. Mientras los mayores han sido testigos de acontecimientos, los más jóvenes se relacionan con el pasado mayormente a través de informaciones presentes en medios de comunicación. Esto hace que las generaciones más jóvenes se sientan menos legitimadas para hablar de nuestro pasado reciente, pues consideran que es la experiencia de vivir un determinado acontecimiento lo que permite conocerlo a cabalidad. Pero la visita a un lugar de memoria contribuye a diluir estas diferencias, pues permitiría incluso a quién no ha vivido los horrores del pasado conocerlos, imaginarlos e incluso llegar a sentirlos. Las diversas memorias construidas en y con el lugar le confieren el carácter de verdadero al relato narrado por los testigos de los hechos, principalmente al de las víctimas de violaciones a los derechos humanos, que es el que se muestra en los lugares estudiados.

El análisis de los distintos grupos también indica que existe una autodefinición de las generaciones en función del tener o no miedo. El miedo es considerado como una característica constitutiva de la generación que vivió la Dictadura y la represión que habría sido transmitido a sus hijos. Son las generaciones más
jóvenes (menores de treinta años) las que estarían actualmente siendo capaces de liberarse de eso miedo superando las limitaciones que impone en el comportamiento político. Son quienes nacieron en transición y no vivieron directamente la dictadura quienes dicen de sí mismos atreverse a salir a protestar nuevamente a las calles y a luchar por un mundo más justo, atribuyendo esa capacidad al constituir lo que llaman “la generación sin miedo”.
Por otra parte, la polarización política (a favor o en contra del golpe de Estado) se ha percibido como algo común a todas las generaciones, indicando que en esto no ha habido gran cambio desde que las posiciones contrarias se conformaran durante los años 60. Finalmente, los lugares de recuerdo centrados en
el pasado y la experiencia de las víctimas, son percibidos como el lugar de la “verdad”, lo que de alguna manera restringe la discusión o debate en torno al pasado, limitando la potencialidad crítica y reflexiva, así como el vínculo entre pasado y presente que podrían desarrollarse en estos lugares. No obstante, la presente investigación ha revelado la complejidad de las formas en que las personas se relacionan con lugares de recuerdo como los estudiados, de manera que los organismos encargados de gestionar sitios históricos, podrán hacer uso de los resultados para evaluar sus objetivos y estrategias, y mejorar su gestión.